Estimados Amigos,
Reciban un cordial saludo y es propicia la oportunidad para, no solo presentar, públicamente una idea en la que estoy trabajando desde hace algún tiempo, sino para generar un momento de reflexión sobre la misma, la cual espero, con el apoyo de los que así lo deseen, convertirla en una nueva alternativa en el ámbito educativo.
Y es por aquí, por donde quiero comenzar, al hablar de ambientes educativos o espacios de formación, es pensar en los gratos recuerdos que, traemos con nosotros como profesionales de la docencia (experiencias significativas, métodos y estrategias que nos han permitido y permitirán facilitar el aprendizaje de los educandos). Pero sería bueno preguntarnos si ¿mantenemos el mismo entusiasmo que cuando empezamos?, sería bueno preguntarles a nuestros estudiantes o sus representantes, si ¿somos los mismos de siempre? o si por el contrario, ¿pertenecemos al grupo que lo está perdiendo poco a poco?, porque pareciera, que a medida que va pasando el tiempo, algunos se van alejando de lo aprendido y se dedican a ejercer la profesión haciendo que sus clases se vuelven monótonas, repetitivas y aburridas; aunado a esto se tiene una competencia lingüística pobre o se hace uso inapropiado de la palabra oral, agregando barbarismos y vulgaridades, sin importar que el niño o adolescente tienen de nosotros, una imagen y modelo, que cual tinta indeleble, quedará adherida a la personalidad del aprendiz por el resto de sus vidas.